viernes, 25 de enero de 2013

55/ Rosagralhambra

Mi infancia es memoria de una plazoleta granadina. De ordinario enuncio que broté en Gralhambra. Tan maravilloso topónimo se me antoja connatural. Pere Gimferrer alude a Granada y a la Alhambra en su Rapsodia. Un nominativo exhuma: Moraima. Al descifrarlo, evoco a Boabdil. Entrambos se bienquisieron en la algebraica ciudadela tal Rosalinda y yo. Y ambularon por entre sus jardines tal Rosalinda y yo. Y se acodaron en la baranda de la Sierra Nevada tal Rosalinda y yo. Regreso a Rosalhambra con visos de morriña. Anhelo imbuirme de ella y de su inocencia andalusí: Amor primigenio, sueño inmaduro y lírico de mi desvelo. Ulteriormente retornaría Sevilla y arribaría Huelva. Permítaseme que priorice plazoleta y niña y ciudadela sobre sendas metrópolis de mi corazón. Rosagralhambra rezuma inmortalidad.

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